Casi 30 millones de personas viven en Venezuela, ¿Pero cuántas de ellas tienen acceso suficiente a información local de calidad?
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Para responder a esta pregunta, el IPYS Venezuela ha hecho la segunda edición del estudio Atlas del Silencio, que clasifica todos los municipios o parroquias del país en tres categorías:
desiertos,
desiertos moderados o
no desiertos.
Los desiertos son municipios o parroquias donde no hay medios de prensa suficientes para informar a la población. Estos representan cerca de 36% de los municipios en el país.
Esta clasificación siempre es relativa al tamaño del municipio. Localidades pequeñas, con hasta 25 mil habitantes, son consideradas
desiertos
si solo hay hasta tres medios que cubren diariamente las informaciones locales. Este es el caso de Alto Orinoco, en Amazonas.
Si la localidad es mediana (entre 25.000 y 100.000 habitantes), el territorio se considera
desiertosi solo hay hasta cuatro medios que lo hagan. Así es en Júnin, Táchira.
Finalmente, si la localidad es grande (con más de 100.000 habitantes), el territorio se considera
desierto
si solo hay hasta cinco medios cubriendo informaciones locales. Eso pasa, por ejemplo, en Cabimas, Zulia.
Por otra parte, los desiertos moderados, por su vez, son territorios donde puedes acceder a noticias relevantes con cierta frecuencia, pero aún así la cobertura informativa enfrenta serias restricciones.
Se clasifican así...
localidades pequeñas con entre cuatro y seis medios haciendo la cobertura local;
localidades medianas con entre cinco y siete medios; y
localidades grandes con entre seis y ocho.
Estos desiertos moderados representan cerca de 34% de los municipios o parroquias en el país.
Finalmente, hay las zonas clasificadas como no desiertos. Aunque también haya restricciones para la prensa en estos lugares, existen suficientes medios de comunicación que cubren regularmente las noticias locales.
Para ser clasificados así, municipios pequeños deben tener más de siete medios haciendo la cobertura local; municipios medianos más de ocho; y grandes más de nueve.
Solo 30% de los municipios o parroquias venezolanos son no desiertos.
Sin embargo, otra forma de pensar en estos números es llevando en cuenta la población y no solamente el territorio.
Cada burbuja ◯ en el mapa representa la población del respectivo municipio. Cuanto mayor la población, mayor la burbuja.
Poniéndolas lado a lado, es posible ver cómo casi la mitad de los venezolanos viven en desiertos o desiertos moderados — es decir, no tienen garantizado el acceso a noticias locales.
Son, en total, 15 millones de personas que no pueden informarse suficientemente bien sobre asuntos de interés inmediato para su comunidad. Esto torna más difícil que tomen decisiones sobre su cotidianidad y entiendan el mundo que les rodea.
Hay aún otras realidades importantes reveladas por el estudio. Puedes explorarlas con más detalles en el reporte abajo.
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Atlas del silencio
Paisaje
Un desierto es un lugar donde es difícil vivir. La Real Academia Española lo define como un sitio despoblado, solo e inhabitado que, por la falta casi total de lluvias, carece de vegetación o la tiene muy escasa. Más que un concepto, esta definición fue una metáfora que guió el desarrollo de esta investigación, la cual se planteó obtener una fotografía sobre la cobertura informativa venezolana en todos los municipios del país.
Un desierto de noticias –también llamado desierto informativo– es un sitio en el que hay poca o ninguna cobertura sobre lo local, lo hiperlocal: esto es información de interés inmediato para los habitantes de una comunidad; eso que les permite tomar decisiones sobre su cotidianidad y entender el mundo que les rodea.
La escasez de información local es considerada por organizaciones como la Red Interamericana de la Prensa como una de las amenazas estructurales a la libertad de expresión, la libertad de prensa y la participación ciudadana, pues esto dificulta la construcción de una sociedad mejor informada, plural y democrática.
Esto ocurre en un país impactado por una galopante crisis económica, política y social, donde se ha producido un progresivo debilitamiento del ecosistema de medios. Emisoras, portales de noticias y periódicos han ido desapareciendo durante la última década. Los que quedan, y los que han emergido al fragor de ese desmantelamiento, deben hacerle frente a mecanismos de censura cada vez más sofisticados y a la criminalización del ejercicio periodístico, lo que, en un perverso círculo vicioso, contribuye a la desaparición de más medios.
Este contexto de silencio no solo reduce el acceso a la información de interés público, sino que además limita el derecho de los ciudadanos a expresarse sobre los problemas que los afectan en sus comunidades, a hacer contraloría y fiscalizar a quienes están en el poder.
La desertificación en Venezuela avanzó desde 2020
El resultado del estudio es que 7 millones 25 mil 427 venezolanos (21% de la población) viven en desiertos de noticias. Es decir, en alguna de las 133 localidades que, de acuerdo con esta investigación, pueden catalogarse como desiertos informativos.
El dato, pasmoso, supone un incremento sustancial de la aridez informativa con respecto a la primera edición de la investigación que, hace dos años, en 2020, arrojó que eran 5 millones 271 mil 753 los venezolanos en desiertos de noticias.
Aumentó el porcentaje de población venezolana que vive en desiertos
Desde el último levantamiento de IPYS Venezuela, realizado hace dos años, la crisis informativa en el país se ha agudizado.
Esto sin considerar los 8 millones 81 mil 85 ciudadanos (24.26% de la población) que viven en los 123 desiertos moderados identificados (lugares en los que se reportaron al menos dos medios que publican información local, lo cual se considera poco). De acuerdo con esto, serían más de 15 millones de venezolanos que no tienen a disposición suficientes fuentes de información noticiosa sobre su realidad más próxima.
14 de los 23 estados se volvieron más desérticos
Cuando se desagregan los datos, se puede ver cómo esta dinámica también se reproduce en los estados del país. En 14 de los 23 estados, el número de personas viviendo en áreas de desiertos de noticias aumentó.
Solo en Zulia, se añadieron 1 millón 178 mil 868 personas al total de los que viven en zonas desérticas. Esto ocurrió porque 10 ciudades que eran consideradas desiertos moderados en 2020 se convirtieron en desiertos, incluyendo Cabimas, la tercera ciudad más poblada, con un estimado de 319 mil 35 habitantes en 2022.
La mayoría de los estados venezolanos tiene más desiertos de noticias ahora que en 2020
Situación se agravó más em zonas como Táchira, Sucre y Zulia
100% de la población del estado ↑
0% de la población del estado ↓
Procesos similares ocurrieron en Sucre y Táchira, que pasaron de tener cuatro y 11 desiertos, respectivamente, a tener 14 y 24.
Cabe también destacar que en el Distrito Capital y en Vargas se cambió la metodología de investigación entre 2020 y 2022. Ahora se clasifica a cada parroquia de estos territorios en vez de los municipios autónomos como un todo. De este modo, ahora se reporta una población que mayoritariamente no tiene acceso a noticias hiperlocales, en oposición al dato de 2020 que mostraba que todos vivían en una región no desértica.
Un panorama geográfico
Cuando se pone atención al panorama de 2022, es posible identificar también las características comunes de zonas donde hay más desiertos.
Datos segregados por estado revelan paisajes dispares
Cada círculo representa a un estado venezolana
Hoy los estados con más desiertos son Táchira (28), Zulia (19) y Sucre (14). Pero es importante tomar en consideración que esos son estados con más municipios que otros. Por ejemplo, es de hacer notar los casos de Delta Amacuro (sólo tiene 4 municipios, 3 de los cuales son desiertos y 1 es desierto moderado) y Vargas (compuesto por un solo municipio de 11 parroquias, de las cuales 7 son desiertos y 4 desiertos moderados).
En algunos estados fronterizos se extienden largos desiertos informativos.Ocurre en Amazonas, Apure, Delta Amacuro, Sucre, Táchira y Zulia, entidades por las que han salido muchos migrantes venezolanos en condiciones de vulnerabilidad hacia otros destinos, y en las cuales la mayoría de los municipios son desiertos.
Las precarias condiciones de infraestructura inciden en la aridez. Carreteras inaccesibles, falta de electricidad e Internet. Destaca el caso, por ejemplo, del estado Miranda (entidad en la que viven unos 3. 380.776 ciudadanos en 23 municipios), donde sólo Pedro Gual (Cúpira), Páez (Río Chico) y Buroz (Mamporal), son desiertos de noticias. Se trata de municipios rurales, distantes entre sí, alejados de los principales centros urbanos.
En algunos casos los municipios que son considerados "desiertos informativos" pueden tener un bajo nivel socioeconómico. Delta Amacuro, Sucre y Cojedes, por ejemplo, son entidades en las que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (2022), más de 90% de la población es pobre y sobrevive lidiando con la inseguridad alimentaria. Casi la totalidad de los municipios de esos estados son desiertos severos o moderados.
Redes sociales y fuentes alternativas de información
Frente a la ausencia de medios de comunicación que cubran noticias locales, es importante evaluar el papel de las redes sociales y otras fuentes de noticias que están reduciendo la brecha informativa en estas áreas. Estudiar la confiabilidad y accesibilidad a estas fuentes proporciona datos valiosos sobre cómo los ciudadanos obtienen y difunden noticias locales. Además, es relevante analizar la transformación del periodismo en la era digital, tanto en lo que se refiere al uso de las tecnologías como en cuanto lo que ha significado que las personas cumplan una función importante de ser generadores de información, pues esto implica nuevos peligros pero también oportunidades.
Una aproximación a las audiencias
Hay diferentes criterios de segmentación que nos permiten entender las audiencias de los medios: la edad, el género, el lugar de residencia, el estrato socioeconómico, y el nivel educativo, entre otros.
Con la intención de profundizar en las características de los consumidores de información en las localidades evaluadas que son zonas fronterizas y donde habitan pueblos indígenas, el equipo de IPYS Venezuela realizó una consulta adicional a 24 trabajadores y trabajadoras de medios de comunicación de los estados Amazonas, Apure, Bolívar, Delta Amacuro, Sucre, Táchira y Zulia.
Los resultados obtenidos consolidan a la radio como el medio de mayor alcance.
El perfil de las personas que escuchan emisoras es bastante equilibrado entre hombres y mujeres.
En el caso de los estratos socioeconómicos, destacan las menciones de la clase baja y la media, y de forma más específica se hizo referencia a ciudadanos comerciantes, artesanos, campesinos, indígenas, profesionales y amas de casa.
Por edades, los y las oyentes son principalmente adultos, mayores de 25 años, aunque también se evidenció que las personas de la tercera edad son usuarios con apego radial.
Sobre los medios digitales, el consumo de estas plataformas informativas se concentra en las localidades con mayor densidad poblacional, que cuentan con una mejor infraestructura de telecomunicaciones y de servicio eléctrico, como Atures, San Fernando, Caroní, Cumaná, Carúpano, San Cristóbal y Maracaibo.
No se perciben diferencias entre el género femenino y masculino, y se apunta que estas audiencias son trabajadores, profesionales y estudiantes que pertenecen a todas las clases sociales. En lo que respecta a la edad, esta abarca tanto a jóvenes como adultos contemporáneos.
En Venezuela la crisis política y económica marcó la reducción del consumo de prensa escrita. Hoy en día circulan poco más de 20 periódicos en todo el país, y en 10 estados los medios impresos desaparecieron.
Se resalta que en los estados Apure, Delta Amacuro, Sucre y Zulia no hay periódicos circulando actualmente. Muy poca gente lee noticias en este formato. Sólo 16% de las respuestas refieren que los lectores son personas mayormente entre los 40 y 60 años, de todos los estratos sociales.
La televisión se perfila como un medio que experimenta una disminución importante en su consumo, con una audiencia predominantemente adulta pues la edad menor señalada es de 35 años. Las personas mayores de 60 años son quienes pasan más tiempo frente al televisor. También se evidencia un resultado parejo entre hombres y mujeres, y se hizo mención a que los y las televidentes son de los estratos sociales medio y bajo.
Alejados de la información
Tal como lo refleja el Atlas del silencio, el acceso a noticias en las zonas fronterizas es escaso. Pero además es peligroso y censurado. Se trata de territorios de alto riesgo para los y las periodistas por la presencia de estructuras criminales sin o con la aquiescencia del Estado, que han estado involucradas en violaciones graves de derechos humanos.
Las respuestas registradas advierten que estas situaciones de amenazas que pueden significar daños a la integridad personal producen un efecto de censura y autocensura que refuerza la tendencia de llevar a cabo coberturas periodísticas limitadas.
El consumo de información por parte de los pueblos indígenas que están ubicados en los estados de Zulia, Delta Amacuro, Bolívar, Amazonas y Apure es fundamentalmente a través de la radio. Es el medio que más llega a las comunidades indígenas, dado que estas se encuentran alejadas, en zonas rurales y de difícil acceso. Aún así es limitado el consumo de la radio por los cortes eléctricos diarios. Incluso, se precisó que en Zulia, hay localidades que han pasado hasta 48 horas sin electricidad, y entre los más afectados se mencionan a los pueblos Wayuu y Añu, ubicados en el municipio Guajira, y también a las poblaciones Yukpa, Barí y Japreria que habitan en el municipio Machiques de Perijá. Asimismo, se resaltó que sólo el pueblo Wayuu recibe contenido en su lengua materna: el wayuunaiki.